Entrevista a Angel Mendieta

30 de Diciembre de 2012 | patiodecuadrillas.com. 12:58.

 

Por José María Portillo Fabra (economista)

-¡Que gran ambiente se vivía en Córdoba! Era la época en la que las puertas de Los Tejares se abrían con mucha frecuencia. Fíjense cómo sería, que en el año sesenta y dos se ofrecieron en la plaza cordobesa cerca de treinta funciones entre corridas de toros, novilladas con plazas montadas, novilladas sin picadores y festivales. Por eso me entristece contemplar el panorama actual y cómo con el paso del tiempo, todo se ha ido deteriorando. Yo siento auténtica nostalgia de aquellos años. Porque si en Córdoba se daban toros, era porque la gente acudía a la Plaza. Y si la gente acudía a la plaza, era porque las empresas utilizaban todo su ingenio para interesar a los aficionados. Por eso es por lo que considero responsables de todo el deterioro sufrido en nuestro entorno más cercano a los torpes empresarios, a los taurinos comisionistas y todos aquellos oportunistas que se acercaron a nuestra fiesta cordobesa viendo la peseta de aquel hoy, pero olvidando el euro del mañana que es el hoy.

Quien así se expresa es Ángel Mendieta, crítico taurino durante años del diario CORDOBA y aficionado desde que, siendo niño, lo asomaron por primera vez a la Plaza de Los Tejares desde la terraza del domicilio familiar, que lindaba con aquella plaza. Le replico reafirmanso sus palabras:

- Creo que los taurinos y empresarios de nuestras Plazas casi siempre han tenido inclinación al surrealismo. ¿Te acuerdas de aquella novillada homenaje al Córdoba por su ascenso a primera, en la que torearan un diestro de Sevilla, otro de Bilbao y un tercero de Villalpando, habiendo entonces en Córdoba varios ases del escalafón? ¿Y te acuerdas de la rareza del cartel de la corrida que iba a clausurar la Plaza de Los Tejares,cerrando una etapa histórica de la Fiesta y de la peopia ciudad?

- Yo soy de los que piensan que en los acontecimientos taurinos importantes de nuestra tierra,y este lo era, tienen que estar representados los toreros cordobeses. Paisanos nuestros de aquella época eran los matadores de toros Montilla, Palmeño y El Cordobés. O sea, que había donde escoger, al menos uno. Sin embargo, la falta de ideas, a la incapacidad de los organizadores, nos trajeron a tres roreros que ni eran cordobeses, ni en el escalafón gozaban de ningún puesto de privilegio, ni en Córdoba tenían arraigo alguno.

Torearon ese día El Caracol, de Alicante, Orteguita, de Madrid y Antonio Medina, de Málaga, muy respetables los tres por haber salido de Las Ventas a hombros; pero aquí no habían toreado ni siquiera de novilleros, aunque me reconoce Ángel que con otros toreros quizá no se hubiera lidiado una corrida de Isaías y Tulio Vázquez. Mi referencia aviva sus recuerdos:

- Escierto que el día anterior, sábado y festividad de la Virgen del Pilar, y con la intención de crear ambiente, los toros fueron desencajonadod en el ruedo y expuestos en público manifiesto. Era un corridón de toros. Quiero recordar que el camión se aparcó junto a las tablas, y debajo del palco de la presidencia, se dispusieron unas rampas y que, con los cabestros en el ruedo, se fueron levantando las compuertas de los cajones y los toros bajando. Hubo uno de ellos que al bajar la rampa, se fue hacia la parte trasera del camión, embistió y en su derrote desplazó al camión. Sin duda alguna era una corrida con poder y, paradógicamente, aquel toro no se astilló ninguno de sus pitones.

Recuerdo el episodio. Y también que sólo un par de toros superó la media tonelada: el trapío no son los kilos ni las astas destartaladas, sino, como dice la Real Academia, la ... LEER MAS EN NUESTRA PAGINA WEB.