Cosas de la cirugía taurina

10 de Mayo de 2013 | patiodecuadrillas.com. 09:30.

 

Por Celso Ortiz (Cirujano taurino de la plaza de toros de Córdoba)

Llevo una semana asistiendo al linchamiento mediático que está padeciendo el cirujano de la Plaza de la Maestranza, Dr. Octavio Mulet, y, sinceramente no puedo quedarme callado ante las opiniones malévolas de algunos plumillas y alcachoferos que, sin ningún conocimiento, están poniendo en duda la profesionalidad de los médicos de Sevilla.

Lo acontecido al matador de toros Julián López “El Juli”, desde el punto de vista quirúrgico, el lo más normal del mundo. La herida que sufrió en Sevilla, a juzgar por el parte facultativo que se emitió en su momento, fue grande, con gran destrucción de tejido muscular y afectación parcial de la vena femoral. La atención quirúrgica en primera línea fue la correcta: control del sangrado, limpieza de la herida y colocación de drenajes. Hasta ahí todo correcto.

Lo que ocurre, y eso lo sabemos los que trabajamos en este campo, es que en esas heridas musculares al principio se produce una retracción del tejido y “aparentemente” dejan de sangrar. Cuando este se relaja pueden aparecer hemorragias secundarias, lo que seguramente motivó la necesidad de una segunda intervención. Además, la sangre acumulada en las cavidades es el mejor caldo de cultivo para que aparezca la infección pese al tratamiento antibiótico que se administra siempre en estos casos, máxime cuando son heridas sucias y contaminadas desde el principio. No se olvide que los síntomas de infección aparecen después del tercer o cuarto día y, a veces más. Primero se salva la vida y el miembro y después se tratan las complicaciones que puedan ir apareciendo. Hasta aquí todo normal. No olvidemos la cantidad de reintervenciones que han tenido que sufrir otros diestros, José Tomás, Padilla, etc, que por recientes, se me vienen a la memoria. Por ello no se puede poner en duda la profesionalidad de los que los atendieron en primera instancia.

El problema de la movida que se ha formado con esto viene por otro lado. La prisa. Siempre se habla de la extraordinaria capacidad de recuperación de los toreros, cosa que desde el punto de vista de los médicos es una auténtica pamema. De recuperaciones milagrosas, cuando las cornadas son serias, nada de nada. Lo que pasa es que son gente joven, sin taras biológicas y encima con prisa por parte de apoderados y adláteres para que no pierdan contratos, es decir, DINERO.

Por este motivo se hacen las mayores barbaridades: torear con puntos y drenajes, hematomas extensos, vendajes y con las heridas supurando. No son súper-hombres, son sencillamente unos inconscientes. Esto no es deseable por el médico, pero la pela manda. De ahí vienen luego las recaídas, reintervenciones, secuelas, etc. no de una fallida actuación de los profesionales.

Paciencia
En este caso está claro que la paciencia no ha sido precisamente la cualidad del entorno del torero, D. Roberto y demás. Quizá haya habido falta de ... LEER MAS EN NUESTRA PAGINA WEB.