De Pedro Garfias
templando el aire.
Nuestra vieja giralda
quedó mirándote
y el giraldillo
le contó muchas cosas
de su chiquillo.
Grande la plaza,
pesan mucho los ojos,
no es la Maestranza
donde toreas
sintiéndote tan solo
como el que sueña.
Y toreaste,
el aire te dolía
como la tarde,
y te crecías,
parecías un monte
de nieve ardida.
Tu capote un espejo
donde miraban gracia
los ojos negros,
tu corazón
un pedazo de ... LEER MÁS.