Dicen que las segundas generaciones tienen las mismas costumbres que su antecesores. Así es mi caso, aunque mi madre, que Dios la tenga en su gloria, fue otra gran aficionada, y mi padre, que todavía disfrutamos de él, también lo es y está al día de lo que sucede en el mundo del toro, yo tuve la suerte de que mi 'maestro' fuera mi abuelo, D. Manuel Alguacil Aranda, 'Manolo Alguacil', como lo conocían cariñosamente 'el del saco', por el saco que le puso al famoso bar que regentó en la Placeta a modo de cortina, porque en aquellos tiempos la tela escaseaba; o también como lo conocíamos sus nietos, 'el abuelo Sole', por lo de la abuela Soledad, y no porque no gozara de buenas amistades, si no todo lo contrario, fue un hombre muy querido y muy reconocido. Un 'cabreño' de pro.
Me llevó un sin fin de veces a los toros, desde que tenía pantalones cortos, y no nos perdíamos ningún espectáculo de la plaza de Cabra. Recuerdo que, como él fue el enfermero del coso, por la mañana nos íbamos, sobre las once, para calentar el agua, como él decía, y calentar el agua consistía en que una autoclave que había en la enfermería lo ponía a funcionar para tener agua esterilizada en el festejo. Mientras aquel antiguo artilugio, que creo que todavía está en el cuarto de los tratos viejos de la plaza de toros y es una joya de museo, esterilizaba el agua, nos íbamos al encierro, y créame, que le costaba muchas veces que me dejaran en toriles, a pesar de que el jefe de toriles era su cuñado, Rafael Luna Pérez, 'el Chache Rafael'. Pero él me ponía en mi escondite y cuando ya la autoridad se había calmado, a mi sitio, a engancharme en los barrotes de la ventana derecha de la puerta de toriles. Que me costaba ver algo la misma vida, ya que, por aquel entonces, tenía que estar de puntillas para poder seguir el apartado de los toros en el corralito chico. Y a todo esto, el niño quietesito para que no molestara.
Y si pasaba su ratillo amargo en la mañana, peor lo pasaba por la tarde a la hora de los toros, porque el hombre me tenía que meter en su burladero que en la foto aparece detrás de él, PERSONAL MÉDICO. Recuerdo que hubo días, los de la movida gorda por la mañana en los chiqueros, que me metía en el burladero tantas horas antes de que comenzara el festejo, para no tener problemas, que estuve allí sentado más tiempo que lo que duró el festejo.
Por cierto, que si alguien se metía conmigo era mi mejor defensor. En una corrida le llamaron la atención por mi ubicación, ya que él no tenía sitio en el burladero y se quedaba todo el rato en pie en el callejón, y salvó los muebles porque de momento, con sus dotes de 'artista', le dijo al agente de la autoridad que se dirigió a él, "si salta un toro yo tengo mi sito". Y efectivamente saltó un toro muy cerquita nuestra y mi abuelo se metió en su guarida. Dónde estaba, en el rinconcito que había justo cuando terminaba el burladero al lado del nuestro, el de los veterinarios. Que mal rato pasé, porque, con todo el tropel que se forma cuando salta un toro, no sabía si se lo había llevado por delante. Pero que va, a los segundos, ya con el toro en el ruedo, salió tan flamenco de su rinconcito como si no hubiera pasado nada.
Otro día que lo pasó fatal fue cuando, después de tantos años aguantando para que tuviera la edad para sustituirlo en su puesto, ya que tuvo problemas de bronquios y a veces le costaba la misma vida llegar a la plaza, le comunicaron que lo habían destituido de su cargo de enfermero porque un señor, y no digo su nombre porque no le guardo rencor, y es más, durante algunos años colaboré con él para realzar el Coso de la Avenida de la Constitución y al que siempre le "agradeceré" el detalle que tuvo con mi abuelo, decidió que los mayores de 65 años o jubilados ya no podían ser empleados. Lió tanto, me defendió tanto y sacó tanto genio, que al año siguiente, ya con la edad, me tuvieron que poner de enfermero suplente.
Podía seguir y seguir, pero necesitaría todas las páginas del blog.
'El abuelo Sole', que orgulloso estará de un servidor desde el cielo, junto con mi madre, viendo lo que, aunque con muchas fatiguitas, está uno consiguiendo en el mundo del toro.
'Manolo Alguacil', todo un artista, único e irrepetible, con un genio admirable hasta en los últimos momentos que estuvo con nosotros, ya que luchó con todas sus fuerzas para no abandonar esta vida.
!!! Gracias por lo que hiciste por nosotros ¡¡¡